lunes, 6 de junio de 2011

BOSQUEJOS DEL MES DE JUNIO - LA SANTIDAD

LA SANTIDAD


Definiendo La Santidad:

En el Antiguo Testamento la palabra santo generalmente expresa la idea de separarse, apartarse, o consagrarse. Tanto las personas como las cosas materiales fueron apartadas al servicio especial de Dios.

Encontramos ejemplos de esto en el sacerdocio, el Tabernáculo de Moisés con sus enseres y el diezmo y la primicia (Éxodo 28:36-41; Éxodo 29:43-46; 1 Reyes 8:4; Levíticos 27:30-34).

En el Nuevo Testamento la palabra santificación proviene del Griego hagaismos, la palabra santo, del Griego hagios. Tienen que ver primero, con (a) el temor sagrado hacia la persona de Dios (b) la pureza de su carácter moral; y segundo, con (a) lo sagrado de las personas o cosas relacionadas con Dios, y (b) el carácter moral requerido de los hombres.

En su forma más sencilla la santidad se define como la separación del mundo y el apartarse hacia a Dios.

El Porque De La Santidad.

En cuanto a Dios, la santidad no tuvo comienzo ni tendrá fin, siendo que forma parte de la misma naturaleza de la divinidad (Éxodo 15:11). A Dios se le considera, El Santo. Se le refiere a Dios usando este término por lo menos treinta (30) veces (Salmos 89:18). En Dios no existe el pecado. Entonces la santidad no es para Dios, sino por causa de Dios (Levíticos 19:2). Dios es la fuente inagotable de la santidad. De él emana la santidad, se comunica al hombre a través del nuevo nacimiento, por medio del Espíritu Santo. Adán, fue hecho un ser santo, inocente y sin pecado. La caída del hombre precipitó la necesidad de un salvador y la necesidad de regenerar la naturaleza caída del hombre (Génesis 3:15). El pecado y la naturaleza caída del hombre son los enemigos de la santidad. Todo ser humano después de la caída de Adán, con la excepción de Jesucristo, ha
nacido con una naturaleza propensa al pecado (Romanos 5:12, 19; 3:23) La naturaleza caída del hombre está viciado conforme a los deseos engañosos, pero a través del nuevo nacimiento, se transforma en un nuevo hombre creado según Dios, en justicia y santidad de la verdad (Efesios 4:24) Este proceso sucede en parte al obedecer el plan de salvación (Hechos 2:38), y subsecuentemente en forma progresiva al despojarnos del viejo hombre con la ayuda del Espíritu Santo, proceso que se determina por el grado de consagración personal de cada creyente. (2 Corintios 7:1; Tito 2:12)


La santidad del creyente halla sus raíces en la santidad de Dios. El apóstol Pedro recalcó: "Como hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia; si no como aquel que os llamo es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir, porque escrito esta: Sed santos, porque yo soy santo. Y si invocáis por Padre a aquel que sin acepción de personas juzga según la obra de cada uno, conducíos en temor todo el tiempo de
vuestra peregrinación" (1 Pedro 1:14-17). Podemos ver que la santidad se origina en Dios, y se le ordena al hombre usar esta cualidad intrínseca de Dios como el modelo perfecto. Sed santos, es un mandato divino no una preferencia humana.

Existe en el mundo un conjunto de ideas, filosofías, actitudes y conductas que simplemente no armonizan con la vida cristiana así revelada en la Palabra de Dios. Es de estas características propias al mundo que el creyente debe separarse o apartarse (1 Juan 2:15-16), También, se involucra la separación de actitudes y pecados relacionados a la vieja naturaleza (viejo hombre) y el desarrollo de la nueva naturaleza (hombre nuevo) en nuestras vidas (2 Corintios 5: 17; Efesios
4:22-24; Colosenses 3:9-10)

La Santidad Tiene Dos Propósitos.

Al decir que la santidad tiene dos propósitos, sencillamente reiteramos que se manifiesta principalmente de dos maneras prácticas en la vida del creyente. Un propósito es el de separarse o apartarse del mundo, y el otro, es el de separarse o apartarse hacia o para Dios. El creyente tiene que capacitarse en el uso de ambos propósitos de la santidad.

Los hombres valientes de David, ...usaban de ambas manos para tirar piedras con honda y saetas con arco... (1 Crónicas 12:2) Habían desarrollado la destreza en el uso de ambas manos para pelear con mayor efectividad en contra de sus enemigos. El creyente, para ser efectivo en la pelea en contra de esta carne tiene que aprender a luchar empleando los dos propósitos de la santidad. Algunos hermanos creen equivocadamente que la santidad solo abarca alejarse del mundo. Se preocupan por cumplir con esa parte de la santidad a expensas de la otra, el acercarse a Dios mediante la consagración personal.

Debemos entender que el acercarse a Dios es lo que produce cada vez más en nosotros un deseo de abandonar la vida pasada con sus vicios y pecados. No nos engañemos, la santidad no se consigue solamente por medio de tratar de alejarse del mundo, sino que es el resultado del nuevo nacimiento y la subsiguiente entrega a Dios de parte del creyente que produce en él un deseo por dejar el mundo.

Una experiencia genuina del nuevo nacimiento es primordial para el desarrollo de la santidad. Sin una experiencia de salvación todo intento de vivir en santidad es nada menos que el uso de la fuerza humana para represar los deseos de la carne.

La santidad bíblica no es el ascetismo. No es dedicarse a una vida austera o separarnos de la vida cotidiana o practicar ciertos ejercicios religiosos que tienen por fin el alejamiento del mundo.

Pablo se pronunció contra el ascetismo en, Colosenses 2:20-23: "Pues si habéis muerto con Cristo en cuanto a los rudimentos del mundo, ¿porqué, como si vivieseis en el mundo, os sometéis a preceptos tales como: no manejes, ni gustes, ni toques (en conformidad a mandamientos y doctrinas de hombres), cosas que todas se destruyen con el uso? Tales cosas tienen a la verdad cierta reputación de sabiduría en culto voluntario, en humildad y en duro trato del cuerpo; pero no tienen valor alguno contra los apetitos de la carne". El ascetismo, vivir en retiro o recoleto, las penitencias, el ejercicio corporal y otras disciplinas, tal vez tienen algún beneficio en el desarrollo disciplinario, pero no tienen ningún valor contra los apetitos de la carne. Los apetitos de la carne se controlan por someterse al poder
del Espíritu Santo que reside en su vida. Una falta de consagración personal después del nuevo nacimiento atrofia el desarrollo de la santidad en el creyente. He aquí la razón porque muchos cristianos nuevos nunca progresan en la santidad. No usan el propósito de acercarse a Dios mediante la consagración personal, lo que no permite un alejamiento del mundo en ellos. El éxito total en esta batalla espiritual se logra usando los dos propósitos de la santidad.


Los Dos Propósitos De La Santidad:

• Separarse del mundo - "Salid de en medio de ellos, "apartaos" (2 Corintios 6:17)

• Apartarse a Dios - "...presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios..." (Romanos 12:1)

Salimos del mundo (el propósito de negación) y nos presentemos a Dios (el propósito positivo). Dios siempre balancea un negativo con un positivo.

La Experiencia De Moisés y La Zarza:

Al acercarse a la presencia de Dios, le fue ordenado: "Quita tu calzado de tus pies, porque el lugar en que tú estás, tierra santa es" (Éxodo 3:5). Se refiere a la costumbre oriental de quitar los zapatos antes de entrar en alguna casa. Mientras caminaban el calzado venia en contacto con el polvo ensuciándolo, junto con los pies. Se quitaban el calzado y lavaban sus pies al entrar en alguna casa. Los zapatos representan nuestro contacto con lo terrenal o con el mundo. Dios le indico a Moisés que tenía que quitar su calzado o santificarse antes de entrar en su casa o a su presencia. Al acercamos a Dios tenemos que santificarmos. Venimos del contacto con el mundo a diario y tenemos que separamos de la inmundicia al entrar en la presencia de Dios. "Haced morir, pues, lo terrenal en
vosotros..." (Colosenses 3:5) "Despojaos del viejo hombre... desechando la mentira... Quítense de vosotros toda amargura..." (Efesios 4:21-32) Estos son cosas que tenemos que quitar para acercarnos a Dios.

No podemos esperar que Dios nos vaya a obligar a la fuerza a cambiar ciertas prácticas que no le agradan. Pablo nos impone la responsabilidad de quitar estas cosas de nuestras vidas. Nosotros tenemos que quitarlas. Si quedamos esperando Dios quite estas cosas, tal vez nunca dejaremos de hacerlas. Es fácil echarle la culpa a Dios y decir: "Dios todavía no me ha quitado esas cosas. La ordenanza es "quitad" y teniendo el poder del Espíritu Santo en nuestras vidas nos permite despojarse de prácticas que claramente no le agradan a Dios, resultado que se obtiene por medio de nuestra sumisión al Espíritu que mora en nosotros. "Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne" (Gálatas 5:16)

Hay Dos Elementos Involucrados En Este Encuentro:

• El Espíritu de Dios representado por la zarza que ardía.
• La voz de Dios que le indico a Moisés que tenia que santificarse y que le decía que tenía que quitar sus zapatos.
• Fíjese que el Espíritu y la voz de Dios (la Palabra de Dios) trabajaron en armonía para producir la santidad como resultado en Moisés. Pero fue Moisés quien tuvo que agacharse (someterse al Espíritu y a la voz de la Palabra) y quitar su calzado. DIOS NO LE QUITO LO TERRENAL (su calzado), EL MISMO TUVO QUE QUITARLO CON LA AYUDA DEL ESPIRITU Y LA PALABRA.

Separarse del mundo tiene que ver con un alejamiento del sistema mundanal con su pecado. Separarse para Dios tiene que ver con un acercamiento al Señor, con el deseo de ser mas como él; de manifestar en nuestras vidas el fruto del Espíritu, o las cualidades de Jesús, nuestro ejemplo. Al buscar la santidad, vamos de algo (mundo) hacia alguien (Dios).

Ambos propósitos de la santidad son básicos en la vida cristiana. No debemos enfocar solamente lo que el cristiano no debe hacer, sino lo que puede llegar a ser. La Santidad tiene que tener un objetivo, un blanco o meta. La meta de Dios por medio de la santidad es conformarnos a la imagen de su Hijo (Romanos 8:29).
No debemos conformarnos a los deseos que antes tuvimos estando en nuestra ignorancia (1 Pedro 1:14). Antes ignorábamos las verdades de la Palabra de Dios, viviendo nuestras vidas usando el modelo y patrón de los deseos e impulsos de la vieja naturaleza o la carne, pero ahora nos conformamos a la imagen del varón perfecto, Jesús.

Lo Que Es La Santidad

La Santidad Es Una Vocación.

Todas las personas nacidas de nuevo entran en una relación santa con Dios. La Biblia se refiere a todo creyente usando la denominación santo. Se refiere a "los santos" por lo menos 55 veces en el Nuevo Testamento. En el sentido de ser separado y apartado al servicio de Dios, todo creyente es un santo: "Pablo, apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, a los santos y fieles en Cristo Jesús que están en Éfeso" (Efesios 1:1) "Pablo, apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, y el hermano Timoteo, a la iglesia de Dios que está en Corinto, con todos los santos que están en toda Acaya" (2 Corintios 1:1)

En este sentido todos hemos sido separados del mundo y dedicados o apartados para el servido de Dios, como por ejemplo la consagración del diezmo, la primicia, y el Tabernáculo de Moisés con sus enseres y sacerdocio en el Antiguo Testamento. Pero no somos santos en nombre solamente. Fuimos llamados a ser
santos (Rom anos 1:7; 1 Corintios 1:2). El significado de estos versículos es: santos por llamamiento. La santidad no es un pasatiempo o diversión sino una vocación, por lo tanto se expresa de manera práctica en el desarrollo de la vida del creyente. Al nacer de nuevo, Dios nos santifica, pero también nos llama a santificamos (2 Timoteo 1:9; Hebreos 12:14; Romanos 6:22). Tenemos que seguir la santidad y buscar la santidad mediante la consagración personal, cosa que no
Terminará hasta el día en que estemos con Jesús.

La Santidad Es un Camino.

"Y habrá allí calzada y camino, y será llamado Camino de Santidad; no pasara inmundo por Él, sino que el mismo estará con ellos; el que anduviere en este camino, por torpe que sea, no se extraviará" (Isaías 35:8)

La santidad es un camino. Un camino nos conduce hacia algún destino (Proverbios 16:17). Para no perderse de ruta se tiene que leer y entender el mapa. La santidad es un camino que nos lleva más cerca de Dios. El mapa que usamos es la Palabra de Dios (Salmos 119:105; 119:130). La palabra de Dios es: lumbrera a mi camino. Para seguir un camino es imprescindible mantenerse dentro de los
confines del mismo. Uno deja el camino por dejar sus fronteras. Si vamos a seguir el camino de la santidad tenemos que mantenernos dentro de los confines de la Palabra de Dios. En ella el camino de la santidad es bien delineado (Jeremías 6:16; 18:15). El creyente tiene que decidir andar por el camino de la separación del mundo. Este camino le llevará más cerca de Dios. Es un camino de separación. No es un camino de libertinos y confesiones fáciles, es camino de santidad.

La Santidad Es Un Estilo de Vida.

"… sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir..." (1. Pedro 1:15)
"Puesto que todas estas cosas han de ser deshechas, como no debéis vosotros andar en santa y piadosa manera de vivir" (2 Pedro 3:11)

La santidad no es un pasatiempo o lujo de la vida cristiana. Es una manera o estilo de vida. El estilo de vida es importante para el creyente. Antes de llegar al Señor, vivimos un estilo de vida totalmente contrario a la Palabra de Dios. "...entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne..." (Efesios 2:1-3).

Ahora tenemos que ser santos en toda nuestra manera de vivir. La santidad se debe reflejar en todas las áreas de nuestra vida. Ante todo, el cristiano tiene que escoger vivir un estilo de vida que le agrade a Dios, no a su carne. Debemos renunciar a la impiedad y a los deseos mundanos, viviendo en este siglo sobria, justa y piadosamente (Tito 2:12). Así que la santidad es la renuncia de un estilo de vida para abrazar otro totalmente diferente.

Material recopilado y desarrollado por la Hermana Sandra Paola Ruiz Macías.

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